Rebelión

Rebelión Por, Jorge Bucay Y de pronto, el timbre sonó. —¿Estás ahí? —escuché, ¡es la hora! Ya vos contesté automáticamente. Ya es tarde. Abre la puerta. Estaba harto. Pensé en agarrar el martillo y hacerlo... Con un poco de suerte podría, de un sólo golpe, terminar con el incesante martirio. Sería maravilloso. No más controles. No más urgencias. ¡No más